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El hábito no hace al monje
ni la piel al cordero, ni los dientes al lobo;
Tiempos de falsos profetas, de embusteros y piratas;
Donde cada quien con los suyos, nada de extraños;
La desconfianza es tal que no se cree ni en las instituciones;
Demagogia por todos lados;
Oh cruda realidad vivimos;
La ley de los más hábiles;
El más apto desaparece por su elocuencia;
Vale más pecar de precavido y no caer por ingenuo;
Se van los que tienen, se quedan los de siempre;
Nada vio, nadie supo;
Que no quede huella que no, que no;
Será dijo Sanchón y mudo era;
Te escuche dijo el sordo y oigo pasos;
Pa… pa… paren el carro, dijo el tartamudo;
A mí me da una nieve de tamarindo, dijo sediento en el
desierto;
Pe… pe… pero que no dijeron que era el paraíso, volvió a decir
el tartamudo;
Dijeron que nos habíamos sacado la lotería, dijo el incrédulo;
Pues ¿Dónde estamos?;
Sabe quien pregunto;
Bueno andando pa no hacer hoyo;
¡Que que! si estamos al borde de un precipicio;
No se les puede tener confianza;
¡Que calorón!
Pero si estamos en la sombra;
Oigan me no, se acabaron el agua;
Si el agua, la agricultura, la naturaleza, nada dejaron;
Así que no todo el que arrea chivas es pastor.